Por John Perry Barlow
- Sé paciente. Sin importar qué.
- No hables mal de otros:
Asigna responsabilidad, nunca culpes.
No digas algo a espaldas de alguien que no estarías dispuesto a decirle en persona, con el mismo tono y palabras. - Nunca asumas que los motivos de los demás son, para ellos, menos nobles que los tuyos para ti.
- Amplía tu sentido de lo posible.
- No te preocupes por cosas que realmente no puedes cambiar.
- No esperes más de los demás de lo que tú mismo puedes dar.
- Tolera la ambigüedad.
- Ríete de ti mismo con frecuencia.
- Preocúpate por lo que es correcto, no por quién tiene la razón.
- Nunca olvides que, por más seguro que estés, podrías estar equivocado.
- Renuncia a los deportes sangrientos.
- Recuerda que tu vida también pertenece a los demás. No la pongas en riesgo frivolamente y nunca pongas en peligro la vida de otro.
- Nunca mientas a nadie por ningún motivo.
- Aprende las necesidades de quienes te rodean y respétalas.
- Evita perseguir la felicidad. Busca definir tu misión y persíguela.
- Reduce el uso del pronombre personal “yo”.
- Elogia al menos tanto como criticas.
- Nunca dejes pasar un error sin admitirlo.
- Sé menos desconfiado de la alegría.
- Comprende la humildad.
- Perdona.
- Fomenta la dignidad.
- Vive de manera memorable.
- Ámate a ti mismo.
- Persevera.